sábado, 3 de julio de 2010

El año que viene tenés revancha


La Selección se despidió del Mundial de Sudáfrica vapuleado, humillado y goleado por Alemania con un 4 a 0 contundente e inapelable. Se acabó el sueño mundialista y con ello el lvado de crebro colectivo, el nacionalismo barato, la posibilidad del Gobierno de seguir ocultando temas que realmente importan en la sociedad, el negocio de las empresas que lucran con el deporte, el viaje VIP de cientos de inadaptados sociales o barra bravas y el brillante trabajo periodístico de Germán Paoloski, Fernando Carlos y Toti Pasman, entre otros.

No servirá como consuelo haber disfrutado de la magia de Lionel Messi -el mejor futbolista del mundo- con su repertorio de gambetas, tacos, caños, rabonas, lujos y capacidad goleadora para perforar redes rivales. Tampoco haber presenciado el exitoso debut de Diego Maradona como ayudante de campo de la dupla Mancuso-Enrique, que se destacó por su gran capacidad de motivación, con frases de gloria escritas en las paredes, recortes provocadores de diario pegados en el vestuario y película emotivas proyectadas en el micro rumbo a la cancha.

Se apagó la ilusión de un puñado de futbolistas ricos y con ello el sueño de millones de ciudadanos pobres que tomaron esa frustración como propia. El Mundial, como el circo romano, se transformó en una herramienta de control del público, con un espectáculo desarrollado en un estadio que consiste en la lucha de 22 jugadores. El ocio romano conformaba una necesidad que evadía a la plebe de los verdaderos problemas sociales y que servía al emperador como arma propagandística y de control de las insurrecciones populares. Tanto el romano pobre como el rico disponía de un lugar en las gradas del circo y por un momento esas diferencias económicas o sociales quedaban relegadas a un segundo lugar. Cualquier similitud con la realidad no es pura coincidencia.

La coeherencia no se mancha

La selección argentina sufrió una paliza táctica, estratégica, física, mental, anímica y futbolística ante Alemania que no dejó resquicio para el reclamo y el pataleo. El dudoso penal cobrado por Codesal en la final de Italia '90 a falta de cinco minutos y la posterior igualdad en Alemania '06 restando diez minutos con derrota en la definición por penales, se convertirán en el devenir del tiempo en verdaderos triunfos morales en contraste con esta catastrófica goleada. El conjunto albiceleste sólo empató durante dos minutos y perdió en los 88 restantes, demostrando una coherencia en el resultado, merecedora ampliamente del elogio.

El primer gol de Thomas Müller a los dos minutos de juego, fue un duro golpe para el -hasta entonces- brillante planteo táctico implementado por ese gurú espiritual llamado Diego Maradona. Hasta la finalización del primer tiempo mantuvo inalterable el esquema y los nombres, aguardando quizás una inspiración del duendecillo mágico para vulnerar a la férrea marcación alemana. Sólo realizó un enroque de piezas, entre Maxi Rodríguez y Ángel Di María, quienes intercambiaron el sector derecho e izquierdo del mediocampo respectivamente. El buen nivel de Di María tras el cambio terminó de convencer que el flanco izquierdo de la mitad de cancha estaba embrujado desde que comenzó el certamen.

El segundo gol teutón anotado por un viejo conocido, Miroslav Klose, a los 22 minutos del segundo tiempo fue el disparador para que la dupla Mancuso-Enrique tome decisiones drásticas. Mandaron a la cancha al reclamado Javier Pastore en lugar del obediente Nicolás Otamendi. El central transformado en lateral, cometió la falta que precedió el gol, no cabeceó en el centro, tuvo escasa proyección, su sector fue ampliamente atacado y además fue amonestado. Pero nunca renunció a jugar, a pegar y a defender el estilo argentino de sentir y vivir el fútbol. Por eso su sustitución aún es inexplicable.

El tercer gol alemán marcado por Fredrich -un defensor que seguramente tendría una baja cotización en el popular juego del Gran DT- desnaturalizó por completo el juego. Diego Maradoná buscó un revulsivo con algunas declaraciones provocativas de "Los Panzers" en los periódicos, pero no encontró más que la necesidad de conseguir un traductor. De esta manera, los misiles que salieron de la boca de Mertesacker, Schweinsteiger y Trochowski entre otros, se los llevó el viento y así la posibilidad de conseguir una victoria.

El cuarto gol de Klose, con una sutil definición en el vulnerable arco defendido por Romero, fue la frutilla del postre que sació el hambre alemán y dejó en estado de desnutrición al argentino. El hambre de gloria seguirá siendo precisamente eso, hambre. Se terminó una etapa, pero empezará otra, quizás con otros jugadores en la cancha, con otro técnico en el banco o con otro presidente en AFA pero con la misma ilusión. El año que viene la Selección argentina tendrá revancha en la XLIII edición de la Copa América que lo tendrá como anfitrión. Será una excelente oportunidad de reivindicarse ante su público y demostrar todo su potencial ante Perú, Bolivia o Venezuela. El éxito los espera.


Síntesis del partido de cuartos de final

Argentina (0): Sergio Romero; Nicolás Otamendi, Martín Demichelis, Nicolás Burdisso, Gabriel Heinze; Maximiliano Rodríguez, Javier Mascherano, Angel Di María; Lionel Messi; Carlos Tevez y Gonzalo Higuaín. DT: Alejandro Mancuso-Héctor Enrique.

Alemania (4): Manuel Neuer; Philipp Lahm, Arne Friedrich, Per Mertesacker, Jerome Boateng; Bastian Schweinsteiger, Sami Khedira; Thomas Müller, Mesut Özil, Lukas Podolski; Miroslav Klose. DT: Joachim Löw.

Cambios: ST 24m Javier Pastore por Otamendi (Arg), 26m Marcell Jansen por Boateng (Ale), 29m Sergio Agüero por Di María (Arg), 32m Toni Kroos por Khedira (Ale), 38m Piotr Trochowski por Müller (Ale).

Goles: PT 2m Müller (Ale); ST 22m Klose (Ale), 28m Friedrich (Ale), 43m Klose (Ale).

Amonestados: PT 10m Otamendi (Arg), 35m Müller (Ale); ST 35m Mascherano (Arg).

Estadio: Green Point, Ciudad del Cabo

Árbitro: Ravsham Irmatov (Uzbekistán)
Árbitro asistente 1: Rafael Ilyasov (Uzbekistán)
Árbitro asistente 2: Bakhadyr Kochkarov (Kuirguistán)

Jugado el 3 de julio de 2010






Bailate este cuartetazo alemán

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