domingo, 27 de abril de 2008

El primer fracaso Mundial


Segundos. La Selección sale a la cancha para disputar la final

Los que ocultan la historia plagada de fracasos de la Selección Argentina de fútbol, enfundados en un nacionalismo barato, aseguran que el conjunto albiceleste perdió la final contra Uruguay por cuestiones extra futbolísticas. En la final del mundo las dos selecciones exigieron jugar con su propia pelota, por lo que el árbitro belga John Langenus decidió que el primer tiempo se jugaría con la pelota argentina, mientras que el segundo se haría con la uruguaya, la cual fue importada para la ocasión desde Inglaterra. Algunos jugadores albicelestes pusieron como excusa de la derrota por 4 a 2 que jugaron bajo amenaza de muerte. Lo cierto es que los uruguayos que venían de obtener la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928 se quedaron con el primer Mundial de manera legítima. Los escasos dos títulos para el enorme ego del argentino medio, se obtuvieron con graves irregularidades tanto fuera como dentro del campo de juego, motivo de orgullo para sus adeptos que refleja cabalmente la mediocridad de la sociedad argentina ante los ojos del mundo.

El derrumbe de la bolsa de Nueva York en 1929 desató una profunda crisis global -cualquier coincidencia con la actualidad no es mera coincidencia- y las principales selecciones europeas desistieron de participar. Las que sí lo hicieron por iniciativa de Jules Rimet, el presidente de la FIFA fueron Francia -su país natal-, Yugoslavia y Bélgica que viajaron miles de kilómetros en barco, practicando sin pelota y trotando en cubierta en medio del Océano Atlántico, evidenciando la precarización de la época, dejándole prácticamente la Copa en bandeja a un conjunto sudamericano.


"Si ganamos nos matan a todos"


Vuela vuela. Juan Botasso se tiró para la foto en el cuarto gol uruguayo

Luego de finalizar los primeros 45 minutos en el vestuario uruguayo, el capitán charrúa, José Nazzasi, juntó a sus compañeros y los alentó para poner "pierna fuerte". Mientras, en el vestuario visitante, los jugadores se encontraban destruidos física y mentalmente. El back de Racing Club de Avellaneda, Fernando Paternoster dijo: "Mejor que perdamos, si no aquí, morimos todos". En tanto que el centro half de San Lorenzo, Luis Monti, que pidió no jugar la final, le comentó a Francisco Varallo: "si hoy ganamos, nos matan a todos". Luis Monti recordó años más tarde que "cuando volvimos para jugar el segundo tiempo había como 300 milicos con bayonetas caladas. A nosotros no nos iban a defender. Me di cuenta que si tocaba a alguien se prendía la pólvora. Entonces les dije a mis compañeros: "Estoy marcado, pongan ustedes que yo no puedo". ¿O qué pretendían, que me convirtiera en héroe por un partido de fútbol?".


El cabaret argentino


¡Que tragedia! La delegación argentina antes de viajar a Uruguay

Uno de los integrantes del pla
ntel argentino, el delantero Alejandro Scopelli -de Estudiantes de La Plata-, quien era suplente de Pancho Varallo -actuaba en Gimnasia-, escribió años más tarde un libro titulado: "Hola, mister", donde contó su frustración de haber sido suplente y criticó a Varallo sin nombrarlo directamente. "Uno de los equipos tenía a uno de sus mejores jugadores lesionado y se hicieron los esfuerzos más grandes para que jugara. Permaneció cuatro días en cama y el día del partido lo hicieron levantar para que probara para ver si el pie le dolía. El jugador no se sentía bien, pero se le indicó que debía actuar. Cuando se disputaban diez minutos del partido, el hombre acusó el dolor y su actuación fue completamente nula. Pocos días después, se supo que el referido jugador había sido obligado a salir al campo por el delegado de su club (Gimnasia y Esgrima La Plata), que formaba en la comisión que constituía el equipo, por la sencilla razón de que al club que pertenecía el jugador había fletado un barco para que sus socios pudieran verlo actuar".

Pancho Varallo, quién había viajado al primer Mundial como suplente, confesó años más tarde que "terminaron poniéndome a mí porque los jugadores mayores, como "el Nolo" Ferreira, Monti y Spadaro, quienes armaban el equipo, se dieron cuenta de que Scopelli, que era el insider derecho titular, se había asustado un poco por el clima que se vivía". A poco del comienzo del partido, el 29 de Julio en el Estadio Centenario de Montevideo, el delantero argentino les comunicó a los dirigentes que no se encontraba en condiciones para disputar la final. "No tendría que haber jugado porque estaba lastimado".


El muñón de Dios


Muñón, referí. El equipo uruguayo contó con una ayuda extra

El delantero Francisco Varallo aseguró que "influyeron cosas externas... Monti estaba tan asustado que cuando se caía un uruguayo iba y lo levantaba. Ni Monti ni yo tendríamos que haber jugado, y cuando se lesionó Botasso tendría que haber ido otro muchacho al arco", en alusión a la violencia con que el delantero uruguayo "el manco" Héctor Castro le hundió su muñón en el muslo al arquero argentino Botasso, dejándolo en una pierna en casi todo el segundo tiempo. El jugador de Nacional de Montevideo se había cortado su antebrazo derecho de muy pequeño con una sierra eléctrica, por lo que se ganó su apodo de "el divino manco". Nadie imaginaría que años más tarde su muñón le daría una mano grande a su Selección. Fue el muñón de Dios.


Unos salames


Es para vos. Jules Rimet le entrega la Copa al presidente de la AUF

Pedro Cea, integrante del seleccionado uruguayo campeón del Mundial 1930 y de los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, declaró en 1966 al diario alemán Express que "la mayoría de los entrenadores, entre los que incluyo al director técnico del Mundial del '30, son unos charlatanes. El entrenador tiene en el desarrollo del juego menos influencia que el peor de los jugadores: cuando mas habla de tácticas más perjudica al equipo". El DT del seleccionado uruguayo era Alberto Suppici que en realidad se desempeñaba como profesor de educación física.

Algo similar decía Francisco Varallo, integrante del seleccionado argentino subcampeón: "cuando fuimos al Mundial del '30, el director técnico era Francisco Olazar. Pero los que armaban el equipo eran Ferreira, Monti, Zumelzú y Cherro". Pancho recordó que el consejo más importante brindado por el DT argentino fue: "no coman sanguches de salame antes de los partidos".

9 comentarios:

  1. Porque no se van a la puta que los pario!!!!!!!!

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  2. SOS UN VIVO PAPA!! ADEMAS MANTENIENDO UN BLOG DEMOSTRAS QUE TE IMPORTA MAS QUE A TODOS LOS DEMAS, PELOTUDITO!!

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  3. MUY BUENO EL BLOG. VIVIMOS DE FRACASOS, ASI SOMOS, TENEMOS UNA SELECCION MEDIOCRE, SALVO CONTADAS OPORTUNIDADES ('86, '90, '94).-

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  4. La selección, la selección se va a la puta que los parió
    Ahora con Diego, porque no lo llama al trolo de guiyote

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  5. Mientras siga el pecho frío de Tristelme con la celeste y blanca adhiero...

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  6. la verdad que la selecccion me chupa no un huevo,sino los dos.
    Pero de ahia perder tiempo haciendo un blog....


    que tipo boludo

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  7. La puta que los pario

    Actualizá el blog que esta muy bueno

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  8. Aguante Román

    Diego que queres inventar??

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  9. q hablas de argentina si vos sos boliviano paraguayo. DAN ASCO defendiendo a la tortuga tristelme... que no ha hecho un reverendo huevo en la seleccion

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